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martes, 21 de enero de 2014

ALGARADA




ALGARADA


Los almogávares, gentes de algarada.


Algarada, es un claro ejemplo de evolución semántica de las palabras al transferirse entre idiomas. Nacido en romance con el valor de “expedición realizada por una algara” pasó al castellano como “incursión con fines de saqueo”, terminando en español como “partida de gente armada para efectuar una incursión”.
 Esta es la acepción actual, a la que se ha llegado, curiosamente, después de experimentar dichos cambios y diferentes matizaciones a lo largo del tiempo.
La palabra castellana algarada, como la catalana allarada, deriva de algara: “tropa de a caballo” y “correría de esta tropa”, procedente del árabe al-gara: “la incursión de guerra de un país” y “tropas que la llevan a cabo”. Se encuentra documentada por primera vez en el Cantar de Mío Cid, de principios del siglo XII.
Otra algara, con  diferente significado, hicieron los árabes en nuestro idioma. Se trata de una incursión con la voz alhalhal: “tela sutil”, adoptada como algara, pero con valor de “telilla fina, del huevo, ajo, cebolla, etc.”.
Algarada y algazara
Se da la paradoja que algarada, a veces, tomó el significado de “vocería grande causada por una algara (tropa de a caballo) o por un tropel de gente”, por confusión con la algazara que tiene otra etimología.
Algazara, también procede del árabe, pero con origen en al-gazara: “el murmullo, el ruido, la locuacidad”. Por las coincidencias de ruido entre algazara y algarada y por la similitud fonética entre ambas palabras hay constancia del uso de algarada con el valor de algazara.
Por la misma razón, a algazara, a veces, se le ha dado un valor específico, como “vocería de los moros y de otras tropas al sorprender o acometer al enemigo”. Es una acepción de Covarrubias basada, bien en una falsa interpretación etimológica, en una confusión o en la influencia del verdadero sentido de algazara.
En realidad, algazara entró en nuestro idioma directamente con el valor de “ruido de muchas voces juntas o de una sola persona” que generalmente, procede de un estado de euforia o alegría aunque, también, se aplique al griterío de tropas, lo cual no es el valor originario ni el habitual.
Algarada y algarrada
Existe una algarrada, derivada de algarada, que no es término militar; sin embargo, hay otra algarrada que si lo es y, por el contrario, no deriva de algarada.
La razón se encuentra en que la primera, relacionada con el mundo de los toros, tiene los significados de “fiesta que consiste en echar al campo un toro para correrlo con vara larga”, “encierro de los toros en el toril” y “novillada”, en clara alusión a los picadores a caballo y toreros en acción, asimilados a la tropa de una algarada.
La segunda, procede del árabe al-‘arrada: “la máquina de lanzar piedras” y define la “máquina de guerra usada antiguamente para disparar o arrojar pelotas o piedras contra las murallas de las fortalezas”.

Evolución histórica

Para los árabes la algarada era una estratagema nocturna, consistente en pasar los guerreros varias veces por delante de las hogueras para simular un mayor número.
En la Edad Media, la palabra, ya asentada en romance castellano, se empleaba para definir a la “tropa a caballo que salía a correr y robar la tierra del enemigo”. Por  metonimia designó la “correría producida por esta tropa”, al trasladar la denominación del objeto a la función. Incluso, a veces, llegó a valer “vanguardia de una fuerza armada” o simplemente “vanguardia” o “fuerza armada”.
Durante la Reconquista, se denominaban algaradas, en castellano, a las “incursiones de grupos de caballeros por las tierras enemigas con misión de saqueo”. En la Corona de Aragón eran las “incursiones de soldados mercenarios a caballo para atacar a los árabes invasores”. A estos caballeros y soldados se les conocía como  algareros o almogávares.
Precisamente, incursión es voz adoptada por varios idiomas para referirse a la algarada, como el portugués incursao, el francés incursion y el inglés incursion. Durante las guerras europeas modernas, franco-prusianas y turco-rusa y la de secesión americana estas operaciones se denominaron con la voz inglesa raid: “incursión”.
Algarada, en relación con las guerras contemporáneas adquirió, por extensión, el valor de “operación para impedir o dificultar el movimiento y la concentración de tropas enemigas, conocer sus posiciones y número de fuerzas, cortarle las comunicaciones e impedir su abastecimiento” y “acción para causar temor a un país y facilitar su invasión”.

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