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martes, 21 de enero de 2014

ALFIL





ALFIL


     De las cuatro piezas que maniobran en el tablero de ajedrez, la que se mueve diagonalmente, de casilla en casilla, o recorriendo todas las libres de una sola vez, comiendo la primera pieza contraria que encuentra, es el alfil.
Este nombre no ha sido dado caprichosamente, alfil tiene su origen en la voz sánscrita hasti, en persa pin o pil, empleada para “el elefante”, transformada por los árabes en fil, una vez sustituida la p por la f porque no la tenían en su abecedario, o en alfil después de incorporar el artículo determinado.

Este tecnicismo encuentra su origen en un juego de guerra que representaba al ejército índico, donde una de las cuatro armas combatientes eran las tropas montadas en elefantes.

Alfonso X el Sabio, en 1283 se refiere a él en los Libros del acedrex como alfil.  El judío catalán Jedahiad Hapenini, del siglo XIII, dice de esta pieza: “... phil, esto es arfil, y tiene también el nombre de elefante porque los orientales se sirven de los elefantes para llevar aprestos de guerra”. En la obra La Gran Conquista de Ultramar, de hacia 1300, aparece como arfil.
Esta línea etimológica es la que trajo alfil al castellano, por disimilación de arfil, siendo adoptada también en catalán (alfil), en portugués (arfil y alfil) y en italiano (alfiere).
El versátil alfil
Esta pieza del ajedrez tiene más de media docena de denominaciones, según el idioma de que se trate: alfil, loco, obispo, alférez, Marte, delfín y corredor.
La acepción de alfil sinónima “agüero”, procede del hispanoárabe tardío fill, en principio, fall y éste del árabe fá´l: “el agüero”, documentada por primera vez en el Dictionarium de Antonio de Nebrija. Se trata de un vocablo formado por el fenómeno fonético de la imela o inflexión, común en el árabe hablado de la España musulmana, consistente en que el sonido a, cuando es largo, se pronuncia en determinadas circunstancias como e o i.
En ella se basa el francés para denominar fou: “loco” a dicha pieza. Dozy lo argumenta así: “alfil, -augure-, en español augurio, del árabe al-fá l´-omen, alfil o arfil designe le fou, (alfil o arfil significa el loco). Esta pieza de ajedrez, por tener en ariete la figura de un elefante, se llama alfil, del persa pïl: elefante.”
El inglés adoptó la expresión bishop of chess: “obispo del ajedrez”, probablemente porque bishop: “obispo”, es un descendiente semiculto del latín episcopus, tomada, a su vez, del griego epískopos, que significa “vigilante, protector, guardián”.
Según el padre Guadíx su nombre proviene de la voz firiz: “caballero”, del árabe al’faris o alferiç: “el jinete, el caballero”, incorporada al español como “alférez”. He ahí, porque en italiano el alfil se denomina alfiere: “alférez”.
Pero alfil nada tiene que ver con alferza, aunque ésta haya entrado en nuestro idioma con el valor de “alférez” y fuera la denominación de una pieza de ajedrez. La alferza era una pieza del ajedrez original, que ocupaba el lugar de la reina en el ajedrez actual y tenía los mismos movimientos que ésta. Sin embargo, la palabra viene del árabe al´fárza, derivada del persa farziu: “visir del rey”.
La denominación Marte, dada al alfil,  puede haber surgido en recuerdo del dios romano de la guerra, por su gran importancia dentro del juego. Delfín puede derivar de su posición en el tablero, a los lados del rey y de la reina y corredor, por su forma de moverse pudiendo recorrer todas las casillas libres de una sola vez.

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